lunes, 22 de diciembre de 2008

Clase de hogar (2): la adoración

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La clase se queda pensativa ante la pregunta de la profesora. Ésta taconea impaciente, y eso le recuerda lo bien que le quedan las botas de cuero sintético que le compró su marido. Se cruza de brazos y comienza a pasear por la clase, dejando discurrir a los chicos, inmersa en el rítmico sonido de sus tacones; algún chico se queda absorto mirándola, hinoptizado, contemplando su inalcanzable poder de mujer madura: la promesa del futuro.

- Adorar es un verbo que engloba muchas cosas –acierta a decir uno, que hasta entonces no había hablado, y creo que se tiene que adaptar a lo que la mujer requiera; lo que para unas puede serlo, para otras no, y lo importante es que la mujer esté satisfecha.

- Para mí -dice la chica que está a su lado, es algo muy claro: yo lo encuadraría en servicios íntimos: dar masajes, lavar el pelo, hacer la pedicura y la manicura; debería saber hasta maquillarme, que a veces me da una pereza...

- Ambos habéis dado la respuesta correcta –dice la profesora. El hombre ha de estar pendiente de los deseos de la mujer, es su función primordial, y la mujer tiene que conocer sus propios deseos, profundizar en ellos y desarrollarlos. Para ti, adorarte significa lo que has dicho; para otra mujer, quizás sea llegar a casa y encontrarlo todo limpio y en orden; puede que para una tercera mujer sea que su hombre cuide su cuerpo para que ella disfrute de él... La adoración a la mujer es una copa, que cada mujer llena con la bebida de sus propios deseos.

- Vaya, yo también quiero todo eso –dice la chica. ¿Tú estarías dispuesto?, le pregunta al chico.

- Y a más. Con tal de complacerte, lo que sea.

Un aplauso espontáneo arranca de las chicas de la clase. El chico se pone colorado; los demás, le miran con envidia.

- Entonces, la lista puede ser interminable... –dice otra chica- ¿Hasta qué punto podemos exigir ser adoradas?

- Eso lo marca el sentido común, querida. No se trata de tenerlo todo, si no de tener lo mejor. Dominar es una responsabilidad, aún en el capricho, y tenéis que acostumbraros a ejercer esa potestad con sensatez y naturalidad.

La clase asiente; algunos toman notas. La profesora sonríe satisfecha. Éste parece ser un buen grupo; está deseando que transcurra rápido el primer trimestre y pasar a las prácticas: seguro que van a ser muy interesantes.

(Puedes leer aquí Clase de hogar/1)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho perderme por su blog muy acogedor reciba un cordial saludo.
felices fiestas

Anónimo dijo...

Hola, he leído vuestro relato en el blog de Claudie (La ultima Cereza) y me ha gustado mucho, así que me he pasado por aquí para daros las gracias por el relato y animaros a que sigáis escribiendo.

Muchas gracias y un saludo,

j.