jueves, 9 de abril de 2009

Beestica: amarillo y negro

Leyendo un poco sobre la sátira de Bernard Mandeville: La fábula de las abejas, reflexioné sobre la necesidad de adornar nuestro colorido catálogo de “entregas” con una última adquisición; el adorador-zángano.

Todo el mundo asocia a este pequeño integrante de la colmena con la ociosidad y el disfrute. Sin embargo, la vida de nuestro simpático “bichito” no está tan llena de placeres como cabría esperar.

No voy a negar que yo soy la reina de mi hogar y que mi zángano copulará conmigo cuantas veces desee, pero hay muchísimas otras cosas.

Los zánganos tienen sus propias obligaciones en los apanelados cobijos: proteger a las crías y realizar la trofalaxis, es decir, alimentar a las abejas obreras para que puedan realizar adecuadamente la producción de la miel. Hay que añadir, además, que siempre están sometidos a los designios de las hembras: pueden ser expulsados por ellas cuando lo requieran oportuno y sólo son válidos para la consecución de los fines de éstas.

Mi adorador se transforma en zángano cuando tiene que limpiar la casa o complacerme a nivel general. Es importante no confundir a esta pareja con el color verde (véase aquí la entrada de lacística que argumenta sobre los DDCs). Los DDCs son días concretos, señalados y su actividad es mucho más intensa. En los DDCs se incluyen “compla-ciencias” relacionadas con objetos internos (hogar) y externos (amistades, viajes...etc) en ellos no suele haber, por lo general, componente erótico o sexual.

Sin embargo en la beestica, siempre hay componente sexual (como lo hay entre la reina y su zángano) y tan sólo se trata de quehaceres y caprichos “de interior” (dentro de nuestra propia colmena).

Uno que me gusta especialmente, es cuando le pido a mi “adozanga” que no vaya al gimnasio y realice sus sesiones de ejercicios en nuestra habitación. Es realmente estimulante ver su cuerpo sudoroso mientras hace bicicleta o abdominales en el suelo. Por supuesto que tan sólo va vestido con las tiras de raso pertinentes. Me congratula acariciar su cuerpo o masturbarme encima de él mientras cuenta sus series.

Cuando me canso, le echo a la cocina o al salón; eso sí, no sin antes prepararme un buen zumo de frutas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

mmmm
¿Qué más se puede decir?
^_^

juanillo el pillo dijo...

Dama, usted si que es miel.

A sus pies,
juanillo.

Unknown dijo...

Saludos!

Descubrí tu blog y me gustó tanto que me lei practicamente todas las entradas de una vez.

No encontr nunca nada tan natural, bonito y creo que sano como lo que contais. Y nada que se parezca más a mi, dominacion en términos de amor y adoración y respeto. No me van nada en absoluto las mazmorras y los látigos!

Felicidades y hasta pronto!