jueves, 9 de octubre de 2008

El momento de la semana...


Hemos quedado a las 17:30 en el centro de la ciudad; en nuestra cafetería favorita. El olor a sitio conocido, junto con el aroma de viernes, penetran en mi nariz e invaden todos mis sentidos.

Saludo a las camareras, que ya me conocen, y cruzo el hall principal para atravesar un pequeño corredor que me lleva a la parte posterior del local. Allí me espera mi adorador, en nuestro sofá. Él toma un batido tropical, y el chocolateado y siropeado vaso contiguo es el mío. Le saludo y me siento junto a él. Después de un distendido rato de conversación, paga y nos vamos.

En primer lugar vamos a nuestra librería predilecta a hojear unos volúmenes (nos gusta perdernos entre pasillos, estantes, pastas y letras). Mi adorador me pasa la lista confeccionada a ordenador. Encuentro el par que me hace falta y después vamos deteniéndonos, más tranquilamente. Al final, en vez de dos, son cuatro. Él no ha localizado nada de su agrado. Vamos a la caja y paga los libros. Salimos.

Me rodea con su brazo y nos dirigimos a una de las perfumerías que frecuentamos; tiene que comprarle un regalo de cumpleaños a una amiga. Bueno, esa era la trampa, en verdad es para mí. No he tardado en darme cuenta de ese detalle; se ha desvelado en el momento en que ha cogido una de mis favoritas, de hecho casi la que más: “Very Irresistible” de Givenchy. Además, ha habido suerte, porque nos han obsequiado con un precioso neceser y una bolsa para la playa. Bueno...el precio de la colonia si que ha tenido que abonarse, pero de eso se encarga mi adorador.

Acabamos de salir de la perfumería, cuando de pronto topamos con un Woman's Secret. Me mira y con mis ojos apruebo. Un conjunto de tanga y sujetador y unas zapatillas de estar por casa. Todo a su cuenta.

La tarde nos va diciendo adiós con el crepúsculo y noto que mi estómago está ronroneante. Mi adorador...¿o debería escribir mi comprador? me pregunta si me apetece comer algo; yo no tardo en asentir.

La última parada es en nuestra pastelería más predilecta, donde compramos unos pastelillos para llevar y una milhoja para llevármela yo, e írmela comiendo por el camino de regreso a casa... ¡que rica!

-¡Oh!...tengo que pasar por otro sitio antes...un momento, espérame aquí.

Se aleja corriendo, con todas las bolsas enganchadas en ambas manos. Mi amante amerengado y yo, le esperamos. Al cabo de quince minutos, retorna con una bolsita más.

-¿Que has comprado? (saca un botecito de aceite de masaje corporal y lo abre).
-Mhhh...huele a limón.
-Y a lima... ¿te apetece uno íntegro para cuando lleguemos?

Me cuelgo de su cuello como una mona que no va vestida de seda sino de restos de pastelería.

Cuando llegamos a casa, me descalzo y me tiro en el sofá. Él va a colocar todo lo que hemos comprado. Mi ejercicio zappingero es interrumpido por su llamada desde el cuarto. La habitación ya está en ambiente: música chill out, velas aromáticas, toalla en la cama y mi adorador completamente desnudo a un lado esperando.

Me tumbo en la cama y me dejo envolver por sus experimentadas manos. Concilio el sueño en un momento dado, y a la mañana siguiente me despierto tapada y con una piel suave como el algodón. Mi adorador aún permanece a mi lado.

Con una sonrisa vuelvo a adentrarme, poco a poco, en un gustoso agotamiento. El último pensamiento que tengo aún, ha de batallar con Morfeo: el momento de la semana que más me gusta, es sin duda el viernes por la tarde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué envidia... ¿Puedes ayudarme con alguna idea? ¿Hago bien buscando en internet? Soy Víctor, tengo 39 años y soy de Barcelona. Ahora me doy cuenta de que desde pequeño he tenido tendencia sumisa, aunque he sufrido y luchado contra mi propia natualeza a causa de mi educacón tremendamente machista. Es con mi edad que me acepto como soy y que decido vivir mi sexualidad como la siento naturalmente y cuando puedo afirmar que soy un hombre sumiso. He tenido una relación con una amiga muy querida y mujer dominante a la que ofrecí mi sumisión incondicional y que, por suerte para los dos, ella aceptó y disfrutó. Eso se acabó y ahora quiero encontrar una mujer de la que volverme loco y enamorarme, y con la que llevar una relación de dominación femenina. Siento profundamente la necesidad de servir a una mujer dominante, de someterme a ella y de servirla. Mi placer es el placer de mi hembra, a la que me ofrezco totalmente y a la que deseo serle fiel. Mis palabras no son tópicos, son reales totalmente, así que me presento con la esperanza de que alguna chica de Barcelona se interese por mí. Deseo hacerte feliz, seas quien seas.

Gracias por tu tiempo.