sábado, 26 de julio de 2008

La playa

o


Abro los ojos; me despierta la suave brisa de la tarde, que juguetea con un calor templado. Miro al frente y diviso la montaña, detrás mía el mar Mediterráneo. A mi lado, unos ojos que batallan entre el marrón y el verde me lanzan una flecha interrogativa. Mi adormecimiento es suficiente respuesta.


Se incorpora para estirar las piernas y yo me doy la vuelta, colocándome boca-arriba (soy de lento despertar y necesito mi tiempo para volver a tomar contacto con la realidad). Observo su cuerpo: bronceado y torneado. Nunca me han gustado los dioses musculados, prefiero a los hombres de verdad que cuidan su figura: son tan morbosamente diferentes y reales...

El cíclope que vive entre sus ingles no me pierde de vista desde arriba: grande, calvo y con su único ojo.

Al igual que él, yo también soy una mujer real. Real y mortal. Tan mortal que de hecho parece que estoy muerta: demasiado blanquita.

Pero no es, nada más y nada menos, que otro de mis caprichos: el moreno le sienta de vicio y me gusta que vaya a la playa para adquirirlo. Yo puedo permitirme estar como me de la gana:

- Deberías volverte a dar crema. Ya no estamos en horario de riesgo, pero ya sabes que tienes la piel muy delicada...

Coge de la bolsa el bote de nivel de protección infinita y me lo aplica por el cuerpo. La playa nos relaja muchísimo, pero se trata de mi cuerpo desnudo acariciando sus manos y eso el pene lo nota.

- Coge un poco de hielo (le digo).

De la nevera saca un cubito y me lo da. Lo paso por sus formados brazos y sus arrodillados muslos. Lo dejo en su sexo, dónde se va derritiendo poco a poco. Somos dos olvidados vasos de horchata y café con hielo en medio de la arena.

- ¿Nos bañamos? (le sugiero).
- Vale.

Me ayuda a levantarme y de la mano nos dirigimos al agua, aunque el agua ha llegado antes a él: va dejando el rastro de gotitas tras de sí. Así, no notará la reacción con el agua fría cuando lleguemos a la orilla.

Siempre me preocupo de mi adorador.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos,

Acabo de conocer este blog y me parece genial. Está espléndidamente escrito ¡ambos lo haceis muy bien! y refleja de una forma natural y muy muy envidiable una relación Df.

¡Adorador, que suerte tienes!

Paquito.

Fernanda dijo...

¡Qué bonita situación describes!

Dama, quería comentarte una cosa, que te veo con más experiencia que yo en estas cosas. Verás, desde que iniciamos en nuestra relación la dominación femenina, al principio me daba corte y hasta me sentía mal (aunque siempre me gustaba) y ahora me siento muy bien y verdaderamente, creo que es la forma ideal, al menos para mi, de estar con un hombre.

Lo que pasa es que he llegado un punto en el que quiero avanzar más, y que él me atienda verdaderamente, y no sólo en el aspecto erótico, si no también en las tareas de casa ¡como las odio! recados y demás. Estoy bien con la dominación en la cama, pero lo quiero todo. Él dice que no hay problemas, para eso está, pero a mi me da no se qué. ¿Es muy egoísta por mi parte? Y otra cosa y perdona que abuse de tu paciencia ¿cuando una se acostumbra a que te hagan las cosas de casa y tu no haces nada, es tan maravilloso como parece? Me atrae eso más que el sexo, jajaja.

Saludos,
Fernanda.

La dama y su adorador dijo...

Lo primero de todo, es dar gracias a Paquito y a lasumiso (que dejó su comentario y presentación en la entrada de amor plato-nico) por leer el blog y animarse a opinar.
Los adoradores y adoradores potenciales son bienvenidos a este blog, porque suponen la satisfacción damil del hoy y del mañana ;).
Sin embargo, chicos u hombres, no debéis olvidar que las auténticas protagonistas aquí, somos las damas. Por tanto, procedo a contestar a nuestra amiga Fernanda, resultando su post muy interesante:

"desde que iniciamos en nuestra relación la dominación femenina, al principio me daba corte y hasta me sentía mal (aunque siempre me gustaba)"

Es normal, a mí también me sucedió. Sin querer extenderme mucho, y como tú bien sabrás, las mujeres históricamente hemos tenido asignado un rol alejado del poder y el control y orientado a otras funciones.
Esto se ha transmitido durante generaciones y, por tanto, cuando te proponen algo totalmente novedoso que se aleja de tu esquema de referencia, te impacta y no puedes evitar cuestionarlo. Supongo que se trata de un mecanismo de defensa (cambiar es dificil, sobre todo cuando no sabes si el cambio merecerá la pena).

"y ahora me siento muy bien y verdaderamente, creo que es la forma ideal, al menos para mi, de estar con un hombre"

Pasada la fase de desconfianza y adaptación, llega la experiencia, y en este caso, como no podía ser de otra manera, te sientes increiblemente bien.
Te comprendo perfectamente: a mí me pasó igual. Mi adorador era el docto y yo la que nunca me había planteado tener una relación de este tipo.
Pero una vez cojido el punto, como muy bien dices tú: ya no concibo mi relación sin la dominación femenina.

"Lo que pasa es que he llegado un punto en el que quiero avanzar más, y que él me atienda verdaderamente, y no sólo en el aspecto erótico, si no también en las tareas de casa ¡como las odio! recados y demás. Estoy bien con la dominación en la cama, pero lo quiero todo"

¡Lo raro hubiera sido lo contrario! jejeje
Me parece genial que tu adorador esté dispuesto a subir niveles en este juego.
Si él busca complacerte y realmente le gusta, y tú lo deseas, no hay ningún problema.
Depende un poco también del caracter de cada uno, pero yo puedo decirte, que detesto las tareas de la casa y estoy la mar de contenta.
Que al principio te sientas mal, resulta lógico, pero sigue hacia delante; verás como la culpabilidad desaparece poco a poco y por completo.
Piensa que es un juego aceptado por ambos: nadie es forzado sino que estáis para disfrutar...¡disfrútalo!

"Me atrae eso más que el sexo, jajaja"

Y otra vez te diré, que a mí me sucede igual. Me gusta disfrutar de la sexualidad y mucho...pero más me satisface recibir un masaje, no tener que lavar los platos, tener más tiempo libre...me siento liberada y feliz y a la larga es un buen arma de doble filo para ellos, porque te sientes más predispuesta a practicar sexo debido a la ausencia de tensiones y de estrés ;)

Siento haber sido tan extensa, pero creo que este post demandaba una buena aclaración.

Saluditos.

Fernanda dijo...

Hola, Dama

Muchas gracias por tu respuesta y por dedicarme tu tiempo.

Encuentro mucha razón en lo que me dices; es una gran verdad que, como mujeres, no tenemos referentes para llevar el poder y el control, y en ese sentido, creo que somos pioneras que estamos abriendo el camino.

La sensación de poder al principio es extraña, parece que no vaya contigo, como si estuvieras en una casa de prestado. Poco a poco, te vas acostumbrando y descubres cosas insospechadas en tí misma, que nunca te hubieras atrevido no sólo a hacer, si no ni siquiera a pensar. Y sin embargo, siempre han estado ahí, escondidas tras muchos siglos de represión machista.

He de confesar que cuando fui consciente de que esta sociedad me había impedido realizar muchas cosas por el hecho de ser mujer, sentí una rabia inmensa. Eso sí, también sentí una gran libertad, y lo mejor es que esta libertad y sensación de dominio que tengo en mi vida íntima la estoy trasladando a la pública y social: soy menos tímida, me preocupo menos por el peso y me enfrento mejor a las cosas. Por supuesto, en esto influye también muchísimo el cariño que me une a mi chico, pero no puedo negar que el hecho de que sean mis deseos lo primero y que se acepte mi autoridad me satisface, divierte y libera. Ah, y me encanta ;-)

Lo increíble es que él también está encantado. Y digo increíble, porque a mi jamás se me ocurriría. salvo en algun escenario de juego, ser dominada por un hombre.

Verás, creo firmemente en la igualdad de sexos, pienso que nadie es superior a nadie, pero también pienso que mujeres y hombres somos distintos, y que, hasta ahora, los hombres han aprovechado esas diferencias para tenernos buenecitas y obedientes ¿Cómo? No dejando expresarnos como queremos, impediéndonos el acceso al poder.

Ahora, según veo, muchos hombres se están dando cuenta ellos mismos que esto no puede seguir así (con toda seguridad, gracias al empuje del feminismo en los últimos tiempos) y necesitan volver a un estado más natural y auténtico, en el que el poder femenino no esté mediatizado ni subyugado, si no que se exprese libremente. Lo que ocurre es que si el poder de la mujer se expresa, somete con facilidad al masculino (joder, y tantas generaciones sin aprovecharnos realmente de eso) y quizás justamente por eso se nos haya hecho olvidar nuestra fuerza. Somos iguales en inteligencia y hemos de serlo en oportunidades, pero veo claro que en la sexualidad somos mucho más fuertes, ellos son en realidad el sexo débil... Y los que lo saben están deseando serlo, porque así es su naturaleza.

Esta expresión de libertad produce en el hombre una fuerte atracción y le motiva a servir a la mujer. Por desgracia, creo que muchos se dejan llevar por sus impulsos y crean una muñeca pegona, que en un teatrillo, los libere por unas horas de ser lo que no son. Afortunadamente, veo que hay cada vez más tíos que ven más allá, y no nos imponen escenarios,si no que se ponen a nuestro servicio, sin más, y esta dominación femenina e sla que me gusta a mí, no la otra (aunque todas son respetables)

Porque lo que yo no quiero es un baboso pasivo que haga todo lo que quiero, sino alguien con quien compartir mi vida, que me ame, que no tenga miedo de mi poder y de mi libertad, que la disfrute y potencie, que se entregue a mis deseos porque ese es su deseo.

Huy, me salió una respuesta muyyy larga, disculpa y gracias de nuevo.

Fernanda.

La dama y su adorador dijo...

"He de confesar que cuando fui consciente de que esta sociedad me había impedido realizar muchas cosas por el hecho de ser mujer, sentí una rabia inmensa. Eso sí, también sentí una gran libertad, y lo mejor es que esta libertad y sensación de dominio que tengo en mi vida íntima la estoy trasladando a la pública y social: soy menos tímida, me preocupo menos por el peso y me enfrento mejor a las cosas. Por supuesto, en esto influye también muchísimo el cariño que me une a mi chico, pero no puedo negar que el hecho de que sean mis deseos lo primero y que se acepte mi autoridad me satisface, divierte y libera. Ah, y me encanta ;-)"

Efectivamente, no es fácil cambiar las normas y creencias de una cultura. En el caso de la mujer, se ha empezado, como quién dice, relativamente hace poco: mediados del siglo pasado.
Si te das cuenta, ni siquiera llevamos un siglo;los cambios sociales más importantes y quizás más estructurales, requieren una mayor longevidad (con sus continuos avances y retrocesos, hasta que por fín se consolidan en una nueva cultura emergente).
Creo, que en el caso de la liberación de la mujer, aún continuamos en ello y probablemente nosotras moriremos sin verlo establecido del todo; pero no se puede negar que ya está ahí.
Las primeras mujeres trabajadoras y feministas llamaron la atención sobre el hecho de que podíamos ser iguales en derechos y obligaciones y que así debía ser.
Sin embargo, ahora es cuando realmente empezamos a ser conscientes de ello y nos lo creemos.
Como bién comentas, empezar desde la vida privada, desde lo íntimo, es un buen comienzo para después, poco a poco, ir proyectando esa seguridad a otras esferas sociales: si en tu casa puedes...¿por qué no en el trabajo? Cuando ya lo sepas seguro, ningún argumento te echará atrás.
Me ha encantado lo que mencionas sobre las inseguridades con el peso, porque a mí me sucedía lo mismo: la mujer como bonito elemento estimulante para el hombre (está claro que a la sociedad capitalista le conviene seguir manteniendo esta idea por la cantidad de dinero que se mueve en torno al cuidado físico, y nosotras seguimos siendo más rentables en ese aspecto que los hombres).
En ese aspecto, hay que agradecerle mucho a nuestros adoradores, porque ellos son los que realmente nos han dado "las bofetadas" necesarias para despertarnos: podemos dominar y podemos ser hermosas tal y como somos.Por tanto, esto no es sólo cosa de mujeres; ellos también juegan un papel muy importante.De hecho, en mi caso, él fue el foco de cambio.
Con respecto al tema de la sexualidad...en fín, es un tema que me parece complejo...Está claro, y es algo que nosotras comprobamos a diario, que los hombres son mucho más sensibles al físico femenino que nosotras al masculino.Sin duda esto no deja de ser curioso. Yo no voy a negar que si veo a un chico atractivo, este me lo parezca, pero creo que nosotras somos algo más calmadas en ese aspecto; más pausadas. Cómo dice mi adorador: tenéis un despertar más lento.
Está claro, que para gustos colores: habrá mujeres con despertares sexuales más rápidos y hombres que no se exciten por ver a una mujer en mini falda y con escote...Pero la evidencia es, que cuando yo voy por la calle, los hombres me miran, me piropean...yo no siento la necesidad de hacer lo mismo cuando veo un chico guapo, me es más indiferente...
No se si es debido a la biología o a las costumbres culturales (para ellos siempre ha estado más aceptado el hecho de que expresen sus deseos sexuales y en nosotras está peor considerado...). Puede que sea una mezcla de ambas..no se. ¿Dónde termina y empieza a influir el flujo de hormonas y dónde lo hacen los elementos culturales transmitidos por nuestros padres? Ambas características están en nosotros,pero la ventaja de la cultura es, que puede cambiar y no es estática. Por tanto, nosotras somos capaces de dominar también aunque hayamos estado siglos y siglos tapándolo.
¿Por que a ellos les encanta? Pues también es algo que a mí me sorprende; como tú bien dices, yo no me sometería a la voluntad de un hombre.
Creo que se debe, a que ellos lo ven como una entrega y no como algo negativo.
Nosotras lo identificamos con el sometimiento,la falta de libertad, el aplastamiento de nuestros derechos...Sin embargo, ellos lo ven como una forma de engrandecernos, de juego, de morboseo...
Nosotras tenemos muchos prejuicios a "servir"; ellos no.
También es normal; las mujeres deseamos estar en el bando contrario y ellos en el que ha sido tradicionalmente nuestro, pero con la diferencia de que realmente, hoy por hoy, nadie desea coartar la libertad de nadie (en términos generales pues gente mala habrá siempre).
De hecho, no buscamos sumisos sino hombres inteligentes, independientes, seguros de sí mismos, con sus defectos y con sus momentos de flaqueza, que simplemente nos traten como reinas...¿no es perfecto? jeje.

Uysss, perdona, se me fue la olla y quizás me fuí un poco por los cerros...muy interesante el debate que planteas Fernanda.

Saludos.