domingo, 10 de agosto de 2008

Intro Lacística

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Hace poco, le regalé unos pendientes de ámbar y una gargantilla de plata; ella me correspondió con una tira de delgado raso rojo -que además, le salió gratis en la mercería-, cuya función es circundar mi pene, concluyendo en un lacito rojo.


Por tiempo indefinido, he de llevar el pene enlazado, como un regalo perenne, durante todo el día. A ella le divierte mucho verlo así, a la par que manifiesta el control que tiene sobre él.

(Ver entrada: “de lazos y collares”)

Fruto de esta experiencia, se me ocurrió la idea de desarrollar un código de cintas de colores, con el objetivo de que mi adorador satisfaga mis deseos más habituales. Así, ha nacido una nueva disciplina semiótica: la Lacística.

DEFINICIÓN
La Lacística es un sistema de signos que, mediante la elección del color de un conjunto de cintas de raso que se enlazan en la base del pene, transmite al hombre una serie de deseos ideados para la satisfacción de la mujer.

UTILIDAD DE LA LACÍSTICA
Una relación estable de dominación femenina se fundamenta en cumplir los deseos de la mujer. Cuando algunos de estos deseos se conforman como hábitos, resulta de mucha utilidad un código que establezca de forma clara, sencilla y efectiva, cuáles son estos deseos habituales y, en correspondencia con ellos, cuáles son los compromisos que adquiere el hombre para llevarlos a cabo.

Un código de signos que recoja estos deseos ahorra tiempo y esfuerzo, simplificando las labores del hombre y facilitando la complacencia de la mujer.

Así mismo, si este código está cimentado en un símbolo ambivalente que proclame la dominación femenina y la entrega masculina, servirá para subrayar ambos conceptos.

SIMBOLOGÍA, POSICIÓN Y USO DEL LAZO
El lazo representa para el hombre el símbolo de su entrega a la mujer, reforzando de este modo los sentimientos de adoración, entrega y obediencia.

Del mismo modo, el lazo confiere a la mujer un símbolo de poder y dominio sobre el hombre, explicita quien manda en la relación y confirma la realización de sus deseos, caprichos y órdenes.

Para que este símbolo tenga la mayor efectividad, se sitúa en la base del pene; escogiendo una cinta de raso del color decidido, se enlaza con firmeza y suavidad.

Cada color se corresponde con un deseo determinado, que puede ser más o menos concreto. Puede ser establecido para un deseo concreto o una serie de deseos en un tiempo determinado. Pueden combinarse varias cintas de raso, si es gusto de la mujer que el hombre realice varias tareas a la vez.

En el caso de no expresarse un tiempo determinado, mientras dure el mandato de la mujer, la cinta de raso permanecerá enlazada, siendo potestad de la mujer decidir cuándo ha sido cumplido su deseo. El hombre no podrá quitarse la cinta por propia voluntad, y habrá de permanecer con ella el tiempo que la mujer estime necesario (horas, días, semanas).

Será responsabilidad del hombre mantener el lazo, anudándolo de nuevo si se desenlaza, o cambiando la cinta por otra si se deshilacha, ensucia o estropea.

La mujer podrá usar a su antojo, en cualquier momento y lugar, del poder de los lazos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta idea me parece muy erótica, preciosa y hasta poética, como todo este blog es siempre. Además permite que el adorador recuerde a su dama amada cada vez que va al servicio, y que recuerde a quien le pertenece esa parte de su cuerpo, sin olvidar que el resto del cuerpo, y hasta su mente diría yo, también pertenecen a su dama, claro. Igual que los casados llevan su anillo de compromiso, los adoradores o sumisos llevarían su lacito de sumisión.
Pero, y disculpe si lo tiene pensadio decir en próximas entradas de este apartado de lacística, en la definición habla de colores, pero luego no dice nada de ello. Gracias

Fernanda dijo...

No dejáis de sorprenderme... Me parece algo genial: sencillo, práctico y cariñoso esto de la lacística.

Bs,
Fernanda.